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Menuda decepción con Solbes, la verdad. Uno pensaba que el pobrecito bandeaba como podía con las disparatadas propuestas de los restantes miembros del gabinete socialista, custodio de las cuentas públicas, y que, como tal, se mantendría inmune a las locuras de esos políticos de carrera que conforman el gobierno actual. Pero no ha sido así. Tras haber ganado, por sus propios méritos, el debate televisivo a un Pizarro que, siendo torete, se arrobó el papel de manso, ha decidido, de motu proprio, tirar por la borda todo su fugaz crédito con una propuesta de alargamiento de los plazos hipotecarios engañosa, poco práctica y discriminatoria, entre otros epítetos que le podrían resultar de aplicación. Claro que el carácter electoral de la medida ya se ha encargado de recordarlo Inmaculada Rodríguez Piñeiro, secretaria de Política Económica y Empleo del PSOE, menudo papelón. Si vencemos, ya veremos. Política de altura. Promesas de papel.

1. Se trata de una medida engañosa. En primer lugar porque a medio plazo no hará sino exacerbar los problemas de los que ahora no pueden llegar a final de mes, que verán como se reduce el importe de su pago mensual pero a cambio de abonar mucho más por su vivienda. Teniendo en cuenta que lo que está en juego no es el principal del crédito, lo que se incrementan son, ¡bingo!, los intereses. No dejen de hacer el ejercicio con la Calculadora de Hipotecas de Cotizalia y verán. 50% a la orden del día, todo para la entidad prestamista. Pero es que además se plantea un presupuesto de partida erróneo: la situación idílica de que los tipos de interés permanecen estables o la baja en el tiempo. Supongamos, y no hay que ser un Einstein tal y como está, por ejemplo, el precio del crudo, que el coste del dinero sube en el futuro. El afortunado prorrogado podría encontrarse, en un caso no tan excepcional, con un bonito dos por uno: pague lo mismo pero en el doble de años. Ríase Carrefour. Y entonces, ¿doble ayuda también? Y, por último, tratando de encontrar una aplicación práctica a la proposición, debería permitir el viaje de ida, pero también el de vuelta, favoreciendo el acortamiento de los plazos y la cancelación no penalizada de la deuda si el ciclo inmobiliario se recupera, lo que ocurrirá seguro dentro de su vigencia visto lo visto, o el “pagano” supera la fase de acumulación, que dicen en banca privada, y vive un poco más desahogado. Demasiado para la intelectualidad política.

2. Se trata de una medida poco práctica. También aquí podemos enumerar, entre otras, dos razones principales. La primera sería la esperada negativa a su implantación por parte de los potenciales afectados por una medida de este tenor. Desde los fedatarios públicos, que no se encuentran como para tirar cohetes, pasando por unas administraciones públicas regionales que están viendo como sus ingresos vinculados a la actividad inmobiliaria se reducen a pasos agigantados, poniendo en solfa la viabilidad de sus presupuestos y, sobre todo, por una banca que había reculado recientemente en esta materia, ante el consumo de capital que le supone mantener su activo inmovilizado durante tanto tiempo, capital que, como todo el mundo sabe, se ha convertido en un recurso escaso en los tiempos que corren.

Pero es que hay más. La medida resulta de complicada puesta en práctica porque, sea cual sea el criterio que se determine para decir “a ti sí y a ti no”, dada la laxitud que permite el concepto “situación comprometida”, -renta disponible, porcentaje de la misma que se destina al pago de la vivienda, hasta impagos de cuotas-, la picaresca puede hacer que los esfuerzos del gobierno se queden en papel mojado, resultado parejo al de iniciativas similares como el plan de emancipación de unos jóvenes que lo único que han hecho es cambiar los datos del padrón para beneficiarse de una ayuda que no les correspondía. Claro que si tienes más de 35 años, ya se sabe: “se siente; no hay ayudas para ti”.

3. Se trata de una medida discriminatoria. De puro evidente da vergüenza tener que explicar por qué ya que entronca, de nuevo, con el tan manido, en los últimos tiempos concepto del “moral hazard” o riesgo moral, capitalización de ganancias en forma de consumo desaforado, socialización de pérdidas versión no me llega la camisa al cuello. Siendo, como es, la vivienda un derecho constitucional es deber de las Administraciones del Estado garantizar el acceso a la misma a priori, pero no sacar a posteriori las castañas del fuego a los que han ido más allá de sus posibilidades. Ya comentaba ayer uno de nuestros ilustrados foreros que si se hubiera establecido en España una ley restrictiva o anti-usura, como en Francia, limitación de importes y plazos, otro gallo cantaría. Pero ya no cabe lamentarse. LO cierto es que la propuesta lo único que hace es premiar a los imprudentes, o inconscientes, y evitar la ordenación natural de un mercado que, propuestas como la planteada, impiden regularse y encontrar un precio de equilibrio que, por más que se niegue la mayor, y tal y como demuestra la evolución del sector en Estados Unidos, sí es elástico a la demanda o, mejor dicho, a la falta de demanda (combinada con el exceso de oferta).

Ya comentamos en este mismo Valor Añadido el pasado mes de mayo, cuando bautizábamos la hipoteca como la mayor droga de nuestro tiempo, “hagan política de hipoteca y ganarán las elecciones, seguro”. No andábamos muy desencaminados. Pero más allá de esta locura ideológica, el que ha ido a por lana y ha salido trasquilado es el ministro Solbes. Hace menos de una semana presentaba un mundo económico ideal en España que, de pura ineficiencia argumentativa de su rival, parecía hasta creíble. Menos de siete días después, reacciona al nivel del pánico fiscal que se ha adueñado de los Estados Unidos ante su debilitada realidad macro. Y es que la integridad es la congruencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos. Es verdad, es un bien escaso entre la clase política. Pero, para nuestra desgracia, y en plena vorágine electoral, no dejan de recordárnoslo. Cuarenta años de servicio a la patria, Solbes. Sólo te quedan 60 para los Cien años de honradez. Do you remember?

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@S. McCoy

Experto financiero que escribe Valor Añadido. Es un incisivo analista que despertó el interés de nuestros lectores con sus brillantes y didácticos artículos sobre empresas, sectores y tendencias del mercado.

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El euro y las bajadas de tipos de interés   Ignacio Rodríguez Añino*

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