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La clase media india ha sobrepasado ya la barrera de los 300 millones de personas, superando con creces la población total de Estados Unidos. Si nos olvidamos por un momento de los magnates que se han colado en la lista Forbes de los más ricos del mundo, vemos cómo este vastísimo sector de la población es el principal beneficiado por un crecimiento económico que roza el 10% anual y que en muchos aspectos, como el tecnológico, tiene más pegada que el propio avance chino. Son ellos, la clase media, los que están obrando, con su trabajo y su sacrificada inversión en educación, el milagro económico indio. Y ahora también quieren divertirse.

Un informe publicado por el Hindustan Times esta semana aseguraba que la industria del entretenimiento en India crecerá un 18% anual en los próximos cinco años, partiendo de los 11.000 millones de dólares de 2006. La producción cinematográfica (la famosa Bollywood, pero no sólo) se multiplicará por tres antes de 2009, mientras que negocios como el de los videojuegos subirán a un ritmo del 72% cada año, hasta sextuplicar su volumen actual. Una porción de este baile de cifras está destinado a la exportación, pero casi toda esta inyección de diversiones está dirigida a la clase media nacional, especialmente los jóvenes, que cuando viajan al extranjero se quejan de las escasas ofertas de ocio que ofrecen las ciudades indias.

En muchos sentidos, el punto de partida no era tan bajo como muchos se imaginan. India es, por ejemplo, el tercer mercado televisivo del mundo, con 350 canales disponibles. También existen ya más de 60.000 periódicos registrados, que venden en torno a 80 millones de copias al día, a pesar de que un tercio de la población es analfabeta y otra buena parte de los que teóricamente saben leer, no son capaces de entender un diario. De hecho, todos los informes recientes sobre prensa escrita hacen notar que, mientras Europa y Estados Unidos pierden velozmente lectores, en India el número de ventas crece a un ritmo impresionante, el más alto del mundo. Por cierto, el 70% de los cien diarios más vendidos del mundo están en Asia.

Cuentan que los asesores económicos de George W. Bush regresaron entusiasmados de su última visita a Asia ante el mercado que se desplegaba delante de sus ojos. El discurso que le prepararon al presidente lo confirma. El mandatario estadounidense dijo que "los indios de clase media están comprando electrodomésticos, los jóvenes están disfrutando de Mc Donalds y Air India compra decenas de aviones a Boeing. El año pasado nuestras exportaciones crecieron más de un 30% y vamos a ir a más, creando empleo y oportunidades en Estados Unidos". De hecho, en los últimos ocho años India ha recibido más inversiones de capital riesgo de Estados Unidos que la propia China. "India", dice un estudio de Thomson Financial de hace unos días, "parece ser el nuevo favorito mundial de inversiones de capital privado".

Se dice que el crecimiento indio sólo engorda los bolsillos de los multimillonarios Forbes y no es cierto. La clase media crece en número y poder adquisitivo, aunque quizá no al ritmo que se podría alcanzar, ni al que debería marcar el contraste con la miseria absoluta en un país que todavía acoge a un tercio de los pobres del mundo y donde otros 300 millones de personas son pobres de necesidad que pasan penurias para alimentarse a diario.

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