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Todo tiene un límite. Después de varias semanas en las que el Ibex 35 se resistía a darse por enterado de la crisis que asolaba al resto de mercados mundiales, ha terminado por venirse abajo. El lunes perdió el importantísimo soporte de 15.600 puntos y, después del rebote del martes, ayer se desplomó el 2,14% hasta 15.364,5 puntos.

La excepcional resistencia a la baja del Ibex se explicaba por el gran comportamiento de tres únicos valores: Telefónica -que prolongaba el rally iniciado en el Día del Inversor con sus buenas perspectivas-, Santander -premiado por la compra de Banco Real, primero, y la jugada de Antonveneta, después- e Iberdrola -gracias a las expectativas de la megacolocación de su filial Renovables-. La enorme ponderación de los tres en el índice obligaba a éste a subir, aunque el resto de sus valores, empezando por BBVA y Repsol, se mostraran mucho más renqueantes.

Pero ayer también terminaron por sucumbir los tres grandes: la operadora se desplomó el 2,35%, el banco cayó el 2,17% y la eléctrica se dejó el 2,23%. Y como el resto de las bolsas mundiales siguen en la cuesta abajo, no tiene pinta de que la española vaya a poder resistir más. Es más, lo normal sería que el Ibex caiga más rápidamente para cubrir el tramo bajista que se ha perdido hasta ahora.

Detrás de los descensos globales en las últimas semanas está el agravamiento de la crisis de crédito con las enormes provisiones de los principales bancos de EEUU y varios europeos. Una crisis que ya ha dejado de ser de liquidez para pasar claramente a la solvencia, y cuyo final cada vez es más incierto.

Además, se está trasladando a la economía real: ayer, la confianza del consumidor en EEUU cayó a mínimos de dos años, y las actas de la última reunión de la Reserva Federal evidencian que le preocupa mucho más la posibilidad de una recesión que la inflación provocada por la subida del crudo y la caída del dólar.

A pesar de este escenario y de que cada vez son más los analistas que se pasan al bando bajista, el consenso sigue siendo optimista para los próximos meses. Las dos grandes ideas-fuerza son que la crisis acabará pronto sin llegar a recesión (gracias a las bajadas de tipos) y que las valoraciones de las bolsas son baratas (gracias a la fortaleza de los beneficios empresariales), lo que impedirá caídas importantes de las cotizaciones.

Así, Marisa Mazo, directora de análisis de Ahorro Corporación, sostiene que el mercado inmobiliario de EEUU tocará fondo en la primera mitad de 2008 y desde ahí recuperará, y que los mercados de capitales se normalizarán en breve. Su objetivo para el Ibex en 2008 es de 17.150 puntos. David Cano, socio de AFI, añade que los países emergentes relevarán a EEUU como motores del crecimiento y que España ha tenido la suerte de que la crisis inmobiliaria coincida con una desaceleración en Alemania, puesto que eso evitará que el BCE suba más los tipos e incluso permitirá que bajen.

Ahora bien, el análisis técnico pinta un panorama bien distinto. José Manuel Ollero, analista de Noesis y colaborador de Cotizalia, explica que el nivel decisivo eran los 15.600 puntos del Ibex perdidos el lunes. Su perforación significa que el mercado ya no es alcista a corto plazo, que los 16.000 pueden ser un techo y que es muy probable una corrección del último tramo de subida, que comenzó en los mínimos de septiembre: 13.600. Una corrección que estaría en línea con la sufrida por el resto de los mercados europeos.

¿Hasta dónde puede caer? Inicialmente, hasta la zona de 14.400-14.500, es decir, cerca de mil puntos desde los niveles actuales, según Ollero. Este nivel corresponde con la corrección natural de la subida -retroceso del 61,8% desde máximos- y viene a coincidir con los niveles alcanzados por el EuroStoxx, el Dax alemán, el CAC francés o el propio S&P 500 norteamericano (el nivel similar son los 1.415, que fueron probados ayer).

Si se pierde esta zona en el Ibex, el siguiente nivel de soporte relevante sería el hueco alcista dejado en 14.040 con la bajada de tipos de la Fed en septiembre. Aunque el nivel crítico de verdad son los 13.600, un soporte de medio plazo que detuvo las caídas de este verano, las de marzo (el crash inmobiliario español) y las de noviembre-diciembre del año pasado.

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