5. AntitodoJueves, 06/09/2007, 18:02 h.

¿...y cómo España no iba a ir mal,Sr@s, cuando sólo se pensó, desde el felipismo,de que sólo algunos se hicieran ricos a costa de otros?¿y porqué no se pudo converger con europa dejando intacta la vivienda a base de esforzarse creando empleo de calidad fomentando: la cultura,tecnología,investigación,innovación,productivida, capacidad exportadora(ésta última con claros visod de recuperación trás la devaluación de la pesetas allá por los años 96?Pués así nos va y nos irá para siempre por los siglos de los siglos, amen.

4. manotoJueves, 06/09/2007, 17:02 h.

Sr Garcia,aqui todo dios dice que va hacer,que va hacer....pero hastas despues de la elecciones,nadie va hacer na de na de na.Y como despues de las elecciones,es previsible que la economia siga regularcilla......pues el nuevo ministro de economia¿quien sera Sr.Garcia,mojese hombre,mojese? podra a todo cristo en orden y sera lo que sera alla por septiembre 2008

3. J&LJueves, 06/09/2007, 16:05 h.

Agarcía-. De acuerdo con lo que expone. Mis conocimientos sobre macroeconomía no llegan a los de párvulo, pero algo tengo muy claro. Una nación es como una familia, con las diferencias de magnitudes en gastos, ingresos, capacidad de endeudamiento, etc.
Si gastas más de lo que ganas, o contraes deudas seguras sobre ingresos hipotéticos futuros, caso de las cuentas de los presupuestos generales del Estado hoy, sólo hay un final claro.
Si en una casa, a administración del gasto no la lleva una cabeza y cada uno tira de la caja por su lado y sin tener en cuenta la necesidad del resto de la familia, caso del cachondeo del gasto autonómico de hoy, al resultado también está claro.
Si en una casa, a la hora de calcular el saldo disponible antes de gastar, se disfrazan o esconden deudas que finalmente irán contra la misma cuenta de resultados, caso de el río de deuda que se está creando vía de empresas creadas por las propias administraciones autonómicas y bastantes ayuntamientos que no se contabilizan en el capítulo del debe, no hay que ser adivino ni economista para saber donde iremos a parar.
Y si el cabeza de familia tiene la cabeza a pájaros, ni le cuento la leche que se darán.

2. PalenqueJueves, 06/09/2007, 14:14 h.

Ayer escuché a un contertulio de esos tan requetesabios decir que "el ministro de economía estaba obligado a insuflar positivismo en todas sus declaraciones..." Vamos como que se te muere la abuela y la sigues presentando como si estuviese viva. Cuando se oyen esas sandeces de gente que se supone formarían el cuadro de honor de esas cumbres de expertos, no dejo de mostrar mi estupor por el grado de infantilismo, enanismo mental y megagilipollez en el que estamos inmersos. Si ese ministro tiene que decir siempre que todo va de perlas aunque no encontremos más perla que la suya propia, entonces apaga y vámonos porque esto no se aguanta por ningún lado.

1. agarciaJueves, 06/09/2007, 12:55 h.

Uno, yo mismo, que no soy un profesional de la economía pero que tengo mis conocimientos y mis estudios, entre otros muchos, había comentado en este foro lo que se avecinaba. No lo hice por dotes adivinatorias ni por especial habilidad para la previsión, sino por razonamientos accesibles a todos, excepto para los "expertos" que cobran por hacerlo mas obtuso e incomprensible pero leible al gusto de cada cual. Todos conocemos a padres de familia cordialísimos con los suyos a los que no niegan nada, sacando de donde no hay para sostener el empalagoso afecto que le devuelven; y todos sabemos como suelen acabar estas familias, entre el estupor y la amarga sorpresa. Real como la vida misma y la política populista, la más popular (que no del PP).
Pues, como en el caso del padre rumboso, estamos con nuestro actual gobierno: gastando (a deuda) lo que no producimos. Ahí están las cifras de déficit, endeudamiento, descenso de la productividad per cápita, el recurso a la mano de obra barata de la inmigración, la irrupción de la usura disfrazada, etc. etc. Y los sinvergüenzas de la política prometiendo lo imposible y negando lo evidente: Que la riqueza se produce, no se simula, ni se imprime.

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