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A Francisco González, presidente del BBVA, no le gustan los núcleos duros. Cada vez que tiene ocasión lo dice en voz alta, pero se ha inventado una división de cuidados especiales de los grandes accionistas y ya tiene a media docena de tronío.

El último en incorporarse ha sido Manuel Jove, que saltó abruptamente del sector inmobiliario y ha situado sus reales en el bancario, con una operación mastodóntica de 3.200 millones de euros. Recuerden, más de medio billón de las antiguas pesetas.

Ha sido una transacción estructura a través de una emisión de canjeables cuya dirección ha llevado UBS, que ha provocado el delirio en bolsa. La sucesión de bloques y las compras de UBS en el valor han desatado todo tipo de rumores previos a la operación y el banco ha llegado a subir más de un dos por ciento.

Los especuladores tardan segundos en agitar el valor. Llevan semanas deseando que BBVA rompa al alza porque al igual que el resto de los banco está siendo fustigado por los extranjeros.

Pues bien, al ser una operación de canje algunos analistas han planteado que de dónde han salido los títulos. Otros contestan que el banco lleva meses ofreciendo equity swaps de paquetes de títulos de alrededor del 1% a inmobiliarios, sobre todo de empresas no cotizadas, y también a otras grandes fortunas.

Este tipo de transacciones- denominadas loan to value- se hacen habitualmente con una estructura parecida y financiación de hasta un 70-80% del capital. En otras se financia hasta un 40-50%, depende de lo que quiera apalancarse el inversor, o/y se pignoran títulos. Para operaciones de cuantías tan altas, 3.200 millones de euros, la financiación suele ser Euribor más 0,35-0,40%.

De un modo o de otro, Jove está sacándole jugo a la venta de Fadesa a Fernando Martín. El cash y la necesidad fiscal de la reinversión le están permitiendo endeudarse para llevar cabo proyectos que van desde los renovables a la compra de Vetra o Caramelo. Jove se ha hecho con un 4,9% del BBVA y si quiere más tendrá que pedir permiso al Banco de España.

Ya están en el banco Luís Portillo, que curiosamente anunciaba más compras mientras tenía dificultades para sus ampliaciones; Nicolás Osuna, Fernando Martín y José Cosmen, de Alsa. Ahora llega un gallego de tronío, un hombre hecho a sí mismo que no quiere incordiar en la gestión.

Esa es la clave por que los intentos más o menos fallidos de Boyer, Bañuelos -que también insinuó posiciones en el banco antes de su crisis- y el más sonado, el de Sacyr, querían por lo menos representación. Con el tufo político y Francisco González puso las barbas a remojar.

Con Jove como máximo accionista individual consigue el respaldo de un porcentaje, que junto a otros- todos dispuestos a ganar dinero- pueden ponérselo difícil a cualquiera que desee tomar al asalto el banco. La defensa es lícita, sobre todo cuando Botín aparece en el horizonte engordando como nunca, financieramente hablando.

Mientras, el caldo de cultivo de los especuladores sigue siendo el sueño de que FG se embarque en una operación como la de Barclays y le arrebate el liderazgo al Santander, que le saca varios cuerpos en su apuesta en Europa.

Lo dicho, a FG no le gustan los núcleos duros, pero se está rodeando de un grupo que puede convertirse en irreductible, insistimos, si de ganar dinero se trata, en caso de que aparezca un amante o un grupo de licántropos dispuestos a actuar.

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