Iberia, una oferta que no es firme, el puzzle de la presidencia y la ansiedad por vender

Jueves, 24 de mayo de 2007 (Actualizado a las 11:55)

PUNTO DE VISTA

Iberia, una oferta que no es firme, el puzzle de la presidencia y la ansiedad por vender

Iberia

@Jesús García - 24/05/2007

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La venta de Iberia se ha convertido en un culebrón en el que se mezclan media docena de aspirantes a presidente a la compañía de bandera española, un grupo de fondos de capital riesgo extranjeros en extraño cóctel con otros españoles, un calentón de la acción que sufre curiosos reflujos, el anuncio de supuestas ofertas en las que nunca se habla del precio, y los coletazos políticos propios de la campaña electoral, con un núcleo duro que empieza a mostrar cierta ansiedad por vender.

Lo lógico es que el consejo de administración de hoy, aunque tiene previsto tratar temas comunes, permita de una vez por todas que TPG, junto con Ibersuizas y Quercus, tengan acceso a los libros de la compañía para definir una oferta por la compañía de bandera española, que vale en bolsa 3.696 millones de euros, después de un calentón del 40% en lo que va año. La acción está en 3,88 euros, pero ha llegado a situarse en plena fiebre de una posible puja, que no acaba de llegar, en 4,16 euros. Un precio considerado a todas luces excesivo, por ejemplo, por Lufthansa que se perfila como uno de los posibles interesados en la aerolínea española.

Llegados a este punto, en el que se ha conformado al menos un extraño grupo con presencia española -Vista Capital, Quercus e Ibersuizas- y extranjera -TPG-, así como British Airways, no está demasiado clara la confluencia de intereses. Gala Capital, asesorada por el ex consejero delegado de Iberia, Angel Mullor, también estaría dispuesta a jugar. Si British Airways va a aumentar su participación es difícil de entender por qué no lo hace sola si tiene derecho de tanteo sobre otras participaciones hasta el 26,5%. ¿O es que acaso no tiene músculo financiero, o no quiere?

El mayor atractivo de la compañía, por lo que se ve, son sus derechos de vuelo hacia América Latina con esa ‘obligación’ de mantener mayoría española.

La clave de cualquier oferta estará en conocer el plan de negocio y si dentro de esos proyectos se produce o no el troceo de una parte de la empresa o venta de negocios para hacer rentable una compra que podría producirse a unos 3,6 euros la acción, según las aproximaciones de TPG. En el mercado se insiste en que será difícil que se paguen cifras cercanas a los 4 euros la acción. Sólo si realmente se produjera una puja sería posible ver el valor subir algo más, aunque estas mismas fuentes lo ven complicado tras ese estirón de la acción de Iberia. La posible venta de Clickair está sobre la mesa y ahí estaría Vueling y otras tantas mirando oportunidades.

La posibilidad de que Apax Partner entre en el juego de pujas está abierta y el cambio de un consorcio a otro de los contendientes -fondos de capital riesgo españoles- también, con la incógnita sobre la participación de alguna otra aerolínea europea.

El Gobierno, en pujas similares, ha optado por socios industriales y no por capital riesgo siempre tan dispuesto a vender activos y recortas plantillas para hacer rentable su inversión. Lufthansa y Air France tienen observadores situados en el partido. Mientras Aeroflot coquetea con Alitalia, lo que ha hecho fruncir el ceño a unos desesperados políticos italianos que observan con resquemor el futuro de su aerolínea de bandera.

El sindicato de pilotos, Sepla, observa en silencio el panorama financiero, pero no es previsible que sigan callados cuando comience el baile en Iberia.

Después está la posición del núcleo duro de la compañía formado por BBVA, con un 7,3%; Logista, con un 6,7%; El Corte Ingles, con un 3,1% la Sepi, con un 5,19% y Caja Madrid, con un 10%.

Al cabo de unas semanas de dimes y diretes resulta que Caja Madrid no acaba de tenerlo claro, o de mostrar sus cartas, como ocurre en Endesa. Nunca se sabe en esa caja si va a pesar más la lógica financiera o determinada influencia política de última hora, pero lo que parece claro es que BBVA y Logista están por la labor de deshacerse de participaciones, ya que tienen cosas más importantes en las que pensar y dan por amortizada su inversión, una vez conseguidas plusvalías después de una larga travesía del desierto. Es curioso que hayan entrado con el PP y salgan con el PSOE, aunque no hay que ser mal pensado y basta mirar la acción para comprender que ahora sí pueden vender con holgura.

Luego está esa otra lucha soterrada por el poder y la presidencia de Iberia, ahora en manos de Fernando Conte. Sería una casualidad de la vida que Ángel Mullor, al que los sindicatos de pilotos y los de tierra recuerdan con cariño en sus negociaciones, volviera por sus fueros tras su salida de la compañía, una vez que Conte se hizo con el poder al estilo americano. Presidente ejecutivo, y nada más.

Alfonso Cortina, representante de TPG, Gonzalo Pascual, de Spanair, Mullor y otros tantos juegan en distintas ligas y hacen combinaciones para ver quién se hace con el control de la aerolínea y, después, quién ocupa el sillón presidencial.

La CNMV, en este caso –y en otros-, deberá mirar con lupa la observancia de ese queso de gruyere que es el Decreto de OPAs, porque podemos estar ante un cambio profundo del consejo de administración y de la propiedad que podría obligar al lanzamiento de una oferta. Lagunas hay para aburrir, así que puede ocurrir cualquier cosa, incluso que los propietarios sean otros, el consejo se modifique y aquí paz y después gloria.

Mientras tanto, la realidad es que no hay oferta firme alguna, la presunta competición de ofertas sólo existe en informes de bancos de inversión y la lucha soterrada por la presidencia aparece de fondo. Iberia se ha convertido en un culebrón típico de pugna empresarial con algunos ribetes políticos, que no podían faltar.

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